martes, 11 de diciembre de 2012

lunes, diciembre 10, 2012




El golpe está vivo

Por Eduardo Aliverti



 



En cada idiota que pide mano dura para acabar con la inseguridad urbana, como si las causas del delito no fueran estructurales y, otra vez, se tratase de arreglar las cosas a sangre y fuego, el golpe está vivo.
 
En el registro de que no hay una clase dirigente de edad intermedia con cojones y eficiencia patrióticos, porque desaparecieron y asesinaron a los mejores cuadros técnicos y militantes, el golpe está vivo.
En cada dólar de la deuda, cuyo crecimiento geométrico nació con la dictadura y que sigue condicionando a, por lo menos, la próxima generación de argentinos (más allá del golpe de efecto de haber cancelado las facturas del Fondo, que son una mínima parte del total) el golpe está vivo.
En el atraso científico y tecnológico de la Argentina, porque una enorme porción de sus hombres más brillantes no tuvo otra ruta que un exilio del que la mayoría no volvió, el golpe está vivo.
En los estúpidos que confunden a los piqueteros con el enemigo, como se lo confundió hace 30 años, el golpe está vivo.
En esos amplios sectores desconcientizados de la clase media, que después de fantasear con las divisas baratas y los viajes al exterior del cuarto de hora milico volvieron a hacerlo con el amanuense milico Domingo Cavallo, y que volverían a equivocarse una y otra vez, el golpe está vivo.
En los periodistas y en los grandes medios de comunicación apologistas del golpe, intelectuales del golpe, escribas del golpe, y capaces de no ensayar ni tan sólo un atisbo de arrepentimiento en 30 años, el golpe está vivo.
En las cúpulas eclesiásticas que bendijeron las armas y las torturas y las descargas de 220 voltios en la vagina de las embarazadas, tan preocupados los monseñores y su séquito de miserables por el derecho a la vida, el golpe está vivo.
En las mafias policiales, que no reconocen su origen pero sí su desarrollo en aquellos años de repartir el botín de las casas de los secuestrados, el golpe está vivo.
En los votos a Rico y a Patti; en los votos a los candidatos empresarios que vieron crecer sus empresas en la dictadura, gracias al extermino de las luchas sindicales y a los negocios con los asesinos; en los votos a todas las crías milicas disfrazadas de intendente, diputado o senador, el golpe está vivo.
En la explotación agropecuaria concentrada en unas pocas y monumentales manos, el golpe está vivo.
En una Ley de Radiodifusión firmada en 1980 por Videla y Harguindeguy, y vigente 30 años después, el golpe está vivo.
En la desprotección gremial, en el trabajo precario, en la desarticulación del tejido social, obras todas paridas por los monstruos de 1976, el golpe está vivo.
En cada oprimido que reproduce el discurso del opresor, en cada pobre y en cada pobre diablo que se enfrenta con otro pobre y con otro pobre diablo, el golpe está vivo.

Como tampoco se trata de tener una visión tragicista de la historia, porque eso implica abonarse a las profecías autocumplidas de la derrota y la única derrota asegurada es la de los pueblos que se resignan y no toman nota de sus conquistas, a 30 años corresponde, también, decir que en muchos aspectos estamos mejor.
Ya no se violan los cuerpos así como así. Ya no tienen forma de hacer sin más ni más lo que les venga en gana. Ya los argentinos demostraron que tienen reflejos de resistencia activos y eficaces, contra el andar impertérrito de la clase dominante, muy por encima de cualquier sociedad latinoamericana. Ya siguen sin articularse los espacios populares, y algo de eso se reflejó el viernes en el acto de la plaza, pero la derecha tampoco tiene partido y, menos que menos, partido militar. Ya tanto diputado y tanto senador no tiene la ocurrencia de continuar como si nada con su papel de oscuros gerentes del sistema: les cuesta, los putean, los ignoran, y de hecho es mucho más lo que se interpela desde la calle que desde sus edificios lamentablemente casi inútiles. Ya la policía se cuida mucho más de lo que sus deseos le estimulan. Ya los milicos no existen, que no quiere decir que los sectores del privilegio hayan renunciado a la violencia como última instancia pero sí que no les es tan fácil imponer condiciones. Ya hay mucha calle y mucha plaza que lleva el nombre de desaparecidos. Ya hay la anulación del Punto Final y la Obediencia Debida, y quizás de los indultos.

Según quiera verse, a 30 años todas esas conquistas pueden parecer caca de paloma. O bien una epopeya de los imprescindibles, visto que acá a la vuelta supo estar prohibido "El Principito", y quemados libros en pira pública, y exterminados y torturados y exiliados decenas de miles de argentinos. ¿Cerramos en que las dos cosas son ciertas?

Y que tomamos la segunda para decirles a los asesinos y a sus mandantes: pudieron, pero no del todo. Tan no del todo que acá estamos, diciendo estas cosas.


Marzo 2006, editorial del programa radial Marca de radio.
 

martes, 4 de diciembre de 2012

Una buena noticia!

Rehabilitan la mítica fábrica de heladeras Siam   



CÓMO ES EL PLAN PARA QUE LA MÍTICA FÁBRICA NACIONAL VUELVA A PRODUCIR

Siam renace en mayo de 2013. La firma NewSan invertirá U$S 35 millones en la nueva planta de Avellaneda. Creará 600 nuevos empleos e importará de Italia las líneas de producción. Fabricará heladeras y línea blanca.

Por: Leandro Renou para Tiempo Argentino

50baa1ab48132_538x296Los economistas más viejos, los memoriosos que citan los períodos industriales pujantes del país, los de las primeras décadas del siglo XIX, reconocen que la empresa Siam fue uno de los emblemas del auge y posterior devastación de la producción nacional. Fundada en 1911 por Torcuato Di Tella, la firma empezó a desmoronarse con la dictadura de los ’70 hasta que, apremiada por las deudas, en 1986 fue vendida a capitales privados. Un tiempo después, políticas equivocadas y el shock de la hiperinflación del alfonsinismo la dejaron al borde del abismo y la era neoliberal terminó de darle el golpe de gracia.
Hoy, a más de 20 años de su quiebra, la historia y el contexto nacional parecen darle una oportunidad para que las míticas heladeras, las motos Siambretta, y los autos Siam Di Tella, dejen de ser meros adornos en locales y caprichos de coleccionistas. Es que en mayo de 2013, y tras más de 20 años de paralización, la fábrica de Siam volverá a producir en el país.
Según el detalle del plan de negocios al que accedió Tiempo Argentino, la empresa Pilisar, una de las compañías del Grupo New San (Atma, Sanyo y Noblex) invertirá por un total de U$S 35 millones para remodelar su fábrica de la localidad de Avellaneda, generando un impacto de 600 nuevos puestos de trabajo. Además, mantendrá los empleos de los 100 trabajadores de la ex Aurora que producían cocinas en forma cooperativa. Asimismo, una parte de ellos serán subcontratistas de la nueva Siam.
En este marco, y como el equipamiento que quedó en la planta es realmente obsoleto, Pilisar importará una fábrica completa (las máquinas) llave en mano desde Brescia, Italia, comprada al Grupo Fagor. Los equipos serán embarcados en diciembre y estarán instalados a principios del año próximo, para empezar a producir en el mes de mayo. “Es una inversión netamente privada, y vamos a ser una marca completa, no venimos a ensamblar, sino a fabricar”, explicó a Tiempo Rubén Cherñajovsky, presidente de la empresa de electrodomésticos New San, y agregó que “será una planta de última tecnología en el mundo, la mejor de Argentina”.
¿Qué fabricará la nueva Siam? La producción tendrá dos etapas: en la primera, saldrán a la venta 100 mil heladeras y lavavajillas; y en la segunda tanda se producirán cocinas, lavarropas y el resto de lo que se denomina línea blanca. Con el correr de los años, y por su eficiencia y durabilidad, aún se encuentran en el país algunas heladeras Siam funcionando. “Las que vamos a producir tendrán un nuevo diseño, pero no descartamos fabricar algunos modelos exclusivos con el concepto vintage”, adelantó Cherñajovsky.
Paradójicamente, la antigua Siam, reconocida por las heladeras, motos y autos, empezó fabricando amasadoras mecánicas de pan. En aquella época, 1910, regía una ordenanza municipal que prohibía en Capital Federal el amasado de pan a mano. De hecho, las siglas Siam refieren a “Sección Industrial de Amasadoras Mecánicas”.
En las dos décadas siguientes, Siam impulsó su negocio gracias a otra empresa nacional: YPF. La proveía de surtidores para combustibles, motores de bombeo y caños de acero para transportar petróleo.
El negocio viró hacia los electrodomésticos recién a mediados de 1930, cuando se empezó a producir la heladera hogareña. Tiempo después, produjo generadores y motores para trenes, y en los ’60fue el tiempo del auto: el clásico Siam Di Tella 1500.
Los años que siguieron fueron de crisis, hasta que en 1970 el Estado la nacionalizó por el alto pasivo con el sector público. Dieciséis años después, en 1986, la firma se reprivatizó y se vendió a tres grupos: Techint se hizo cargo de la planta de tubos, Pérez Companc heredó la fábrica de San Justo, mientras que Aurora Grundig se quedó con la planta de Avellaneda y las de Tierra del Fuego. Estas últimas dos están hoy en propiedad de New San o sus empresas subsidiarias.
Los esfuerzos, sin embargo, fueron en vano. El primer golpe letal lo dio la hiperinflación y el remate fue responsabilidad del neoliberalismo y la convertibilidad. En 1996, como un síntoma de la destrucción del aparato productivo, Aurora quebró y no volvieron a verse electrodomésticos de la firma hasta que la cooperativa antes mencionada retomó la fábrica. La iniciativa llegó a tener unos 200 trabajadores, muy poco para una planta que puede albergar hasta 5 mil.
En pocas palabras, el imperio de los electrodomésticos made in Argentina, bajó las persianas y se olvidó de sus años de gloria, cuando llegó a tener 13 fábricas con más de 9000 trabajadores y 250 bienes producidos de diferente característica. Hoy, todo indica que aquel parate en las líneas de montaje fue temporario.
En 2006, la historia de la firma mereció la publicación de un libro, Las grandes empresas no mueren de pie: el (o)caso de Siam, de los economistas Jorge Schvarzer, del Plan Fénix (fallecido en 2008), y Marcelo Rougier, investigador del Conicet. “La marca sigue siendo emblemática, pero seguramente necesita un nuevo diseño la planta y las maquinarias”, contó Rougier a Tiempo Argentino, y relató un jugosa anécdota para describir la situación edilicia: “Cuando en los ’60 Guido Di Tella se hizo cargo de la fábrica –relata–, contrató una nueva serie de ingenieros y los llevó a la planta de Avellaneda para que dijeran qué les parecía. Como tenía muchos alcahuetes, pensó que le dirían que era un modelo, pero cuando llegaron a la fábrica, uno de los técnicos le dijo: “Acá hay que poner una bomba y empezar de nuevo.”
Rougier reconoce cierto sesgo industrialista de Di Tella en los ’60, pero asegura que “no hay que olvidarse de que fue el mismo que en los ’90 acuñó la frase ‘la mejor política industrial es no tener ninguna’”.
Si bien no conoce el nuevo proyecto al detalle, Rougier consideró que “se enmarca en una etapa de años con muy fuerte crecimiento económico e industrial, en lo que yo denominaría una etapa inédita en la historia argentina”. De todas maneras, dijo que para que este tipo de industrias subsistan y se desarrollen “hay que avanzar en procesos más importantes de sustitución de importaciones”. “Hicimos investigaciones que nos indican que la marca, para la gente, es fuerte”, detalló el presidente de New San y explicó que “la compra de la marca está en trámite, y sujeta a la ley de expropiación de Aurora que se está tratando y por salir en el Congreso de la Provincia de Buenos Aires”. “Somos empresarios con arraigo en el país, y creemos que el modelo económico genera las condiciones y los niveles de consumo adecuados para instalar una fábrica de esta magnitud”, concluyó el empresario. Según el hombre de negocios, el objetivo es generar una identificación de los clientes con la nueva Siam, y garantizó a la vez que se preservarán las fuentes de trabajo, absorbiendo a los trabajadores de la Cooperativa, que se sumarán a la planta de nuevos empleados. «
Seguros Empleados:
Hasta hoy, en Avellaneda trabajaban 100 empleados de la cooperativa de Aurora, que serán absorbidos por Siam, formando su planta de 600 trabajadores.
Ayer y hoy:
  • 1911 - Fue el año en que la compañía nació y marcó el inicio de un cambio.
  • 1986 - Fue el año en el que la empresa se desguazó y se repartió en tres.
  • 35 millones de dólares es lo que se invertirá para reabrir la firma. 
 Fuente: http://americalatinaunida.wordpress.com/2012/12/03/rehabilitan-la-mitica-fabrica-de-heladeras-siam/