Agradecemos al Movimiento Al Socialismo -
Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) de Bolivia por
auspiciar el XX Encuentro del Foro de São Paulo, en este momento en que los
países latinoamericanos y caribeños buscamos profundizar la integración regional
con base a los principios de solidaridad entre los pueblos, desarrollo con
cooperación y complementariedad, justicia social, democracia y participación
popular. Nos complace particularmente estar en un país donde un Gobierno de los
Movimientos Sociales lleva a cabo una Revolución Democrática y Cultural
fundamentada en la recuperación de los recursos naturales, el liderazgo estatal,
la soberanía, el comunitarismo y el socialismo en la perspectiva del Vivir
Bien.
Declaramos nuestro respaldo al compañero Evo
Morales, a su gobierno y al MAS-IPSP, al mismo tiempo que felicitamos al pueblo
boliviano por los grandes logros obtenidos en este proceso de cambios profundos:
construcción del Estado Plurinacional y la aplicación de un modelo económico que
genera excedentes y los redistribuye en beneficio de toda la población a través
de distintos mecanismos. Estamos seguros que esta revolución se profundizará
después de las elecciones de octubre próximo. El FSP rescata el aporte de
Bolivia a la teoría y práctica revolucionaria universal a partir del
protagonismo de los Movimientos Sociales en la transformación revolucionaria y
en la articulación del socialismo con el proyecto emancipador de los pueblos
indígenas.
Reafirmamos nuestro compromiso con el contenido
de declaraciones anteriores, en particular la del XIX Encuentro realizado en São
Paulo y la declaración del Grupo de Trabajo aprobada en Managua en febrero de
2014. Éstas apoyan la constitución del Estado Palestino de acuerdo con las
resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas, con soberanía sobre los
territorios ocupados por los israelíes desde 1967.
También apoyan la independencia de Puerto Rico y
exigen la inmediata liberación de Óscar López Rivera, así como condenan todas
las formas de colonialismo en particular la persistencia de la dominación
europea sobre países como Martinica, Guadalupe, Aruba, Bonaire, Curazao y la
llamada Guyana Francesa y reafirman su derecho a la autodeterminación. De la
misma forma reivindican la recuperación de la soberanía de Argentina sobre las
Islas Malvinas como una causa latinoamericana y caribeña, y desde una
perspectiva favorable al establecimiento de una América Latina como región de
paz y con relaciones de cooperación y complementariedad respaldan toda
iniciativa que apunte a superar, sobre la base del diálogo y el respeto al
derecho internacional, el diferendo boliviano-chileno mediante la salida
soberana de Bolivia al mar.
A casi veinticinco años de la creación del Foro
de São Paulo, una de las experiencias más exitosas y unitarias de la izquierda
en la región latinoamericana y caribeña, el balance de la situación política es
indudablemente favorable a las fuerzas políticas que lo componen. Cuando fue
creado el Foro de São Paulo, un solo país de esta región estaba gobernado por un
partido perteneciente al Foro, y hoy son más de diez. La izquierda, con
diferentes procesos de acumulación, en los últimos años no ha perdido las
elecciones en ningún país de América Latina después de haberlas ganado. Los
únicos casos donde ha perdido el gobierno han sido por golpes de Estado como en
Honduras y Paraguay. Hoy América Latina vive, ya no una época de cambios, sino
un cambio de época.
Sin embargo, los procesos progresistas y de
izquierda llevados adelante en América Latina y en el Caribe prácticamente
representan una excepción en un mundo que transita de un descenso relativo de la
unipolaridad norteamericana hacia una situación multipolar en un contexto de
crisis económicas, sociales y políticas, así como conflictos armados con
implicaciones globales como la nueva agresión y ataque del gobierno de Israel al
territorio palestino, particularmente de Gaza; los ataques de EUA y de la OTAN a
Irak y Libia, que han llevado al crecimiento de grupos armados fundamentalistas
como el "Estado Islámico" (EI) y las agresiones externas multinacionales en
contra Siria.
Se señala también la injerencia externa en
Ucrania a partir de la alianza entre los EUA y la UE con grupos neo-nazistas,
tendientes a aislar a Rusia. Las contradicciones entre esta alianza y los
independentistas de ciertas regiones del este de Ucrania provocaron la
confrontación de ellos con el ejército de este país. Condenamos los ataques
ucranianos contra la población civil y demandamos el inmediato cese de
fuego.
Estos conflictos son expresiones del nuevo diseño
de la geopolítica mundial donde los Estados Unidos tratan de afirmar la validez
de la hegemonía o reaccionar a las presiones que sufren. En Irak está en disputa
una de las principales regiones productoras de petróleo. En el caso de la crisis
en Ucrania hay una reacción del gobierno de Putin a rechazar las provocaciones
de la OTAN a tomar cerca de las fronteras rusas. En respuesta a las sanciones
impuestas por los Estados Unidos y la Unión Europea a Rusia, el gobierno de este
país decidió embargar la compra de alimentos de estas economías. Esta medida
afecta fuertemente a los agricultores de estos países y anima a nuevos
proveedores, especialmente los de América Latina.
El FSP se solidariza con la lucha del pueblo
saharaui que está impulsando el Frente Polisario y la RASD por los derechos
territoriales que les asisten y que están siendo negados por la monarquía
marroquí desde 1975. Saludamos al presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz, e
instamos a los gobiernos de Nuestra América a que reconozcan a este gobierno
permitiendo la apertura de sedes diplomáticas en sus países.
En este marco de confrontaciones militares,
también existe una ofensiva de las fuerzas capitalistas neoliberales y del
imperialismo, a través de sus corporaciones multinacionales, empresas y de la
banca internacional, buscando controlar los recursos naturales, especialmente
los bosques, los mares y las fuentes de agua, que alientan conflictos
socio-ambientales, territoriales y culturales con las comunidades campesinas e
indígenas originarias en los cinco continentes, comunidades que deberían ser
consultadas de acuerdo a la declaración de las Naciones Unidas sobre los
derechos colectivos de los pueblos indígenas a fin de respetar sus derechos
territoriales.
El FSP lucha por defender el medio ambiente, los
recursos naturales, los mares, los bosques y el agua. Asimismo, lucha contra los
desastrosos impactos del incremento de los gases de efecto invernadero, en
camino hacia la COP 20 en Lima en diciembre de 2014 y la COP 21 en Paris en
diciembre de 2015 sobre cambio climático, buscando un acuerdo global que lo
mitigue, además de impulsar una economía y cultura productiva sostenible,
sustentable, renovable, con prácticas solidarias y de Vivir Bien, combatiendo el
tipo de economías primario exportadoras sometidas al mercado mundial.
En este sentido expresamos nuestra solidaridad
con la posición ecológica, humanista y reivindicativa del gobierno y del pueblo
de Ecuador en su lucha contra la transnacional petrolera Chevron, que tanto daño
ha causado a su Amazonía y a varios pueblos del mundo.
En el momento actual afloran dos elementos
políticos de la mayor importancia. Uno de ellos es la indiscutible continuidad
en el avance de las fuerzas progresistas y de izquierda en América Latina y el
Caribe. Felicitamos al pueblo salvadoreño y al FMLN por la victoria obtenida en
las elecciones presidenciales de este año, encabezado por Salvador Sánchez
Cerén, miembro de la comandancia general en la guerra civil, negociador y
firmante de los Acuerdos de Paz en 1992, quien continuará y profundizará los
cambios de transición democrática en El Salvador, iniciados en 2009 con el
primer gobierno del FMLN. Sumado a esto, tenemos el avance sin precedentes de la
izquierda en Costa Rica con el Frente Amplio y en Honduras con las posiciones
conquistadas con el Partido LIBRE a pesar que el régimen militarista hondureño
continúa asesinando a dirigentes políticos de la oposición. En estos dos países,
las fuerzas de izquierda constituyen ahora formidables destacamentos organizados
en lucha por el cambio social y con importante espacios institucionales.
En Centro América señalamos la importancia del
avance de la izquierda, y en particular la presencia y el impacto de la
Revolución Sandinista nuevamente en marcha en Nicaragua, luego de la
recuperación del poder por el sandinismo en 2006. Dicho proceso revolucionario
se ha consolidado sustancialmente mediante la construcción de la hegemonía
política revolucionaria que se manifiesta en un abrumador y sostenido respaldo
popular a la gestión del actual gobierno sandinista encabezado por el Presidente
de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega. La existencia de un movimiento social y
de fuerzas armadas y de seguridad surgidas de la revolución, así como la
hegemonía sandinista a nivel institucional y del poder político en su conjunto,
han permitido avanzar en la construcción de la democracia directa como nuevo
modelo político, y se ha logrado la democratización de los medios de
comunicación, mientras también se construye exitosamente el poder económico
popular mediante políticas y programas orientados hacia este objetivo. Esto ha
significado notables avances en el mejoramiento de las condiciones de vida del
pueblo nicaragüense, en el marco de un sostenido crecimiento económico que
tendrá su consolidación sustancial con la construcción y puesta en marcha del
canal interoceánico.
En Chile saludamos la victoria de la presidenta
Michelle Bachelet, a la cabeza de la coalición Nueva Mayoría. Nos solidarizamos
con el impulso de las reformas estructurales que se llevan a cabo en Chile y
celebramos la recuperación del compromiso de su política exterior con los
procesos de integración y convergencia regional.
En respuesta a estos logros, la derecha y
ultraderecha fascista reinciden en implementar una estrategia de
desestabilización en gran medida como reacción a su incapacidad de derrotar
políticamente a las fuerzas populares que en sucesivas contiendas han resultado
vencedoras. Aquello ocurrió nuevamente este año en Venezuela, donde la
oligarquía y la ultraderecha fascista insistieron en llevar a cabo varias
acciones golpistas que con anterioridad habían fracasado estrepitosamente,
suponiendo a esta vez, que la ausencia física de nuestro recordado Comandante
Hugo Chávez haría la diferencia para beneficio de sus planes. Pero en Venezuela
hay un pueblo consciente, movilizado y organizado, así como Fuerzas Armadas
bolivarianas cuya disciplina tiene como fundamento su conciencia patriótica en
defensa de la Revolución.
Las fuerzas de la derecha en Venezuela intentan,
a través de la violencia, provocar una guerra civil y desconocer la indudable
legitimidad del gobierno del Presidente Nicolás Maduro Moros. Rechazamos de la
manera más categórica el intento del gobierno de Estados Unidos de secuestrar a
un diplomático venezolano, el general Hugo Carvajal, el pasado mes de julio en
Aruba, hecho que reitera la campaña orquestada por la derecha contra la Fuerza
Armada Nacional Bolivariana. Con este hecho buscaban desencadenar una grave
crisis entre los dos países con incalculables consecuencias para la paz en la
región. Expresamos nuestra solidaridad con el pueblo venezolano, que enfrenta
una guerra económica y mediática sin precedentes, preparada por los grupos
oligárquicos nacionales, consorcios económicos transnacionales y el Departamento
de Estado estadounidense.
Como parte de una contraofensiva global del
imperialismo y de las derechas, es necesario alertar a los partidos y gobiernos
de la región sobre el peligro de la restauración conservadora que pretende
introducir en nuestros países, a través de una amplia gama de instrumentos
subversivos dirigidos y coordinados por los Estados Unidos, conjuntamente con
organizaciones políticas y sociales de la derecha, corporaciones
transnacionales, medios de comunicación, entre otros actores
contrarrevolucionarios, que atentan contra los gobiernos que en su opinión
constituyen un obstáculo o afectan su interés global.
Especial mención merece el seguimiento y denuncia
de los Tratados Bilaterales de Inversión firmados por nuestros países en la
última década del siglo pasado, durante el auge del oscuro neoliberalismo, cuya
aplicación puede constituirse, en estos momentos, en factor de profunda
desestabilización económica y en instrumento de chantaje internacional a
nuestros países, violando nuestra soberanía. Estas estrategias mediáticas,
económicas, políticas y sociales, implementadas a nivel nacional e
internacional, a menudo preceden a una invasión militar directa, pero también
están presentes en la aplicación de los preceptos del llamado poder inteligente
puesto en práctica en el periodo más reciente.
Actualmente está en curso lo que puede
denominarse "guerra no convencional", a ejemplo de agresiones militares como en
el caso de Libia, y determinadas prácticas de influencia política de mediano
plazo se combinan con una mayor radicalidad en las acciones desestabilizadoras,
que desembozadamente procuran el llamado "cambio de régimen" mediante revueltas
"supuestamente populares", focos terroristas e injerencias imperialistas que
pueden derivar en un conflicto armado, como es el caso sirio.
El pueblo venezolano derrotó las acciones
terroristas al inicio de este año, con la movilización popular, con el llamado
al diálogo político convocado por el Presidente Nicolás Maduro, la fortaleza de
todas las instituciones de la democracia y la firme posición asumida por la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana, comprometido con la paz y los principios
establecidos en la Constitución.
Condenamos la criminalización de las luchas
sociales en varios países, particularmente en Guatemala, donde la alianza
militar oligárquica que gobierna el país recrudece la represión contra los
pueblos indígenas y los movimientos reivindicativos en defensa de los bienes
naturales, de la tierra y sus territorios que están siendo invadidos y saqueados
por empresas nacionales y transnacionales.
Expresamos también nuestra preocupación por la
grave situación de violación a los derechos humanos que padecen los migrantes
sudamericanos y caribeños que cruzan por América Central y México. Demandamos el
respecto a su integridad física y sus derechos humanos. Nos preocupa la
detención de cientos de niñas, niños y jóvenes por las autoridades migratorias
norteamericanas y condenamos las actitudes xenofóbicas de grupos conservadores
de Estados Unidos que buscan expulsarlos violando las leyes de este país. Nos
solidarizamos con el movimiento migrante en EUA en su demanda de una reforma
migratoria integral.
Todos estos planes antidemocráticos contra
nuestros pueblos siguen siendo ejecutados en estos días, como la acción de los
Fondos Buitres que hoy avanzan sobre Argentina, y constituyen una amenaza para
América Latina y el Caribe, atacando la soberanía política y económica. La
acción de estos fondos, instrumentos del capital financiero, pretende recuperar
la incidencia del neoliberalismo sobre los gobiernos. En ese sentido, resaltamos
los esfuerzos de Argentina de impulsar instrumentos legales para recuperar
jurisdicción sobre la deuda.
En Cuba, se mantiene el criminal, injusto e
inhumano bloqueo comercial, financiero y económico sobre la Isla, a lo que se
suma la práctica unilateral del gobierno estadounidense de mantener a Cuba en el
listado anual de países que auspician el terrorismo, y aunque el pueblo y
gobierno cubano han sabido salir adelante, debemos continuar nuestra lucha por
el levantamiento de ese cerco. Igualmente debemos luchar por impedir la
aplicación de leyes de carácter extraterritorial con las cuales los Estados
Unidos de América pretenden presionar a gobiernos y empresas amigas de la Isla,
y por la libertad de los Héroes cubanos encarcelados en prisiones
estadounidenses por luchar contra el terrorismo practicado contra el pueblo
cubano.
Destacamos el proceso de actualización del
socialismo que tiene lugar en Cuba y que debemos acompañar con atención, debido
a su importancia estratégica y económica para el país y para toda América Latina
y el Caribe. Su papel protagónico en el ámbito regional e internacional salió
fortalecido en la II Cumbre de CELAC cuando se hizo patente el respeto hacia el
país y sus líderes y se demostró, una vez más, el aislamiento de la política de
EUA hacia Cuba.
Los gobiernos de Chile, Colombia, México y Perú
firmaron en abril del 2011 la creación de la Alianza del Pacífico (AP) que,
según la Declaración de Lima, trata de "alentar la integración regional, así
como un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad "de las economías de sus
países y "avanzar progresivamente hacia el objetivo de alcanzar la libre
circulación de bienes, servicios, capitales y personas". Además, en 2012 se
retomaron las negociaciones para firmar un Acuerdo Estratégico Transpacífico de
Cooperación Económica o TPP (por sus siglas en inglés), tratado de libre
comercio multilateral, que involucra a 12 naciones: Estados Unidos, Japón,
Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, y los
latinoamericanos México, Perú y Chile.
Tanto la AP como el TPP buscan impulsar los
Tratados de Libre Comercio (TLC) con los países de la cuenca del Pacífico, que
han tenido hasta ahora resultados nefastos para nuestros pueblos. Se trata de
una creación de los gobiernos de los EUA y las potencias imperialistas que
buscan dividir la integración económica, comercial, política y cultural de los
pueblos latinoamericanos y caribeños, expresada en los diferentes procesos
propios de Nuestra América. El FSP rechaza estas dos formas de integración
subordinada a las grandes potencias.
En este contexto, se destaca la importancia de la
reciente reunión de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica),
celebrada en Fortaleza - Brasil y sus decisiones para crear un Banco de
Desarrollo y de la "Cuota Acuerdo de Reserva". Asimismo, la reunión entre los
BRICS y UNASUR, así como entre China y la coordinación de la CELAC y la Cumbre
del G-77 más China. Estas representan importantes arenas de discusión y
cooperación soberana entre bloques que comparten su malestar con los mecanismos
actuales de gobernanza global que todavía responden a la escena internacional
establecida hace más de medio siglo y que ya no corresponde a la realidad.
Desde la perspectiva de la unidad e integración
latinoamericana, así como de las relaciones Sur-Sur, es importante actuar con
mayor pro-actividad en el fortalecimiento de todos los mecanismos de integración
y foros políticos regionales como la UNASUR y la CELAC - el instrumento de
interlocución de América Latina y el Caribe. De la misma forma el Mercosur, el
ALBA, PETROCARIBE y CARICOM, así como el Área Complementaria establecida entre
ellos. En este sentido el FSP debe avanzar en propuestas concretas y, cuando
estos mecanismos de integración plantean la constitución de parlamentos,
defendemos que sean de composición plural.
Es fundamental que el Mercosur continúe con el
proceso de ampliación de la integración iniciada en el Cono Sur, mediante la
realización de las medidas necesarias e imprescindibles para su consolidación en
todos los planos, sobre todo en el desarrollo de la iniciativa del Mercosur
Social y Productivo. En este marco, debemos darle un impulso definitivo a la
integración plena de Bolivia y Ecuador como señal inequívoca de solidez del
proceso de crecimiento del Mercosur y de la región a nivel internacional. La
realización en Caracas, Venezuela, de la Cumbre de Presidentes del Mercosur
después de haber sido postergada varias veces, permitió reanudar la iniciativa
regional que requiere acelerar los procesos focales de integración y las cadenas
de suministro regionales, la integración energética y de infraestructura, los
planes estratégicos, la acción social y la consolidación del Banco del Sur.
El logro de una paz justa y democrática en
Colombia es fundamental para la estabilidad de la región. Respaldamos
resueltamente el diálogo entre las FARC-EP y el gobierno colombiano, en un
ambiente de cese al fuego bilateral y la humanización del conflicto.
Apoyamos la apertura formal de negociaciones con
el ELN y el inicio de contactos con el EPL.
Así vamos avanzando y construyendo nuestros
propios caminos, surgidos de nuestra propia realidad y de nuestra propia
historia. Debemos coordinar y convocar a las organizaciones sociales de la
región a participar en el desarrollo del proceso de integración latinoamericano
y caribeño convirtiendo esta causa en una de sus principales reivindicaciones
políticas. Sólo el desarrollo de este proceso integracionista garantiza la
autodeterminación y la soberanía de nuestros países y, una vez que nuestros
pueblos asuman esta bandera, el proceso será irreversible.
Un nuevo modelo económico y social alternativo al
neoliberal supone rompimiento radical con el sistema patriarcal de organización
social y política. Por eso el FSP se compromete con la igualdad plena de todas
las personas y demanda la garantía de sus derechos humanos independientemente de
su género, opciones sexuales o el hecho que sean trabajadores sexuales.
Convocamos a todas y todos a la batalla que
constituyen las próximas elecciones presidenciales en Bolivia, Brasil y Uruguay
en el mes de octubre de este año, respaldando y apoyando las respectivas
fórmulas electorales de Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera, Dilma Rousseff
y Michel Temer y Tabaré Vázquez y Raúl Sendic. En estas elecciones la disputa es
nuevamente intensa entre izquierda y derecha, y los medios siguen cumpliendo el
papel de principales "partidos de oposición". Nuestra victoria es vital para la
continuación del proceso de transformaciones económicas, sociales y políticas en
la región latinoamericana y caribeña.
Por fin, agradecemos al PRD y al PT de México por
su ofrecimiento a auspiciar el XXI Encuentro del Foro de São Paulo en el año
2015.
La Paz, 29 de agosto de
2014.